En la iglesía de San Ignacio, cerca del Panteón, encontramos una de las curiosidades arquitectónicas que bien vale hacer un alto en el camino. En el interior podremos contemplar una cúpula falsa.
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La iglesia fue construida para dedicarsela a San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. La falsa cúpula fue una solución sencilla y genial del arquitecto y pintor Andrea Pozzo cuando, en 1685, la familia que financiaba las obras dejó de aportar dinero. ¡Faltaba por concluir la cúpula del crucero!
Como solución temporal se decidió cubrir el espacio que debía ocupar con una techumbre plana y se le pidió a Pozzo que pintara una falsa cúpula. El resultado es asombroso.
A primera vista es inapreciable, pero si te colocas en el centro de la nave debajo de la "cúpula" y te mueves unos pasos a izquierda o derecha verás que es una pintura en un techo plano.
También son espectaculares las pinturas de la bóveda de la nave central y el fresco del ábside del altar mayor. Pozzo, haciendo uso de la perspectiva, representó a San Ignacio en medio de cielo que se abre rodeado de ángeles. Son escenas de momentos importantes en la fundación de la Compañía de Jesús, según la visión de San Ignacio.
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